Alimentación en los adultos

Alimentación en los adultos

En la actualidad existe una mayor tendencia mundial a la obesidad. Las comodidades que nos ofrece la sociedad hacen que la obesidad sea, ya, epidémica. El sedentarismo es un factor decisivo. El uso del automóvil, los controles a distancia de los televisores y demás electrodomésticos, los envíos de comida a domicilio, inmovilizan a las personas. Si a ello se le suma el gran surtido de alimentos preparados, a un costo accesible, que invaden las góndolas de los supermercados, y que tiempo atrás sólo se consumían en ocasiones especiales -helados, postres, comidas preparadas con alto tenor graso-, hacen posible la acumulación de los odiados rollitos.

La obesidad acarrea otras enfermedades como la diabetes, y el aumento del colesterol en su fracción perjudicial, que disminuye el calibre y la flexibilidad de las arterias. Entonces, no es difícil deducir que obesidad y enfermedades cardiovasculares están estrechamente vinculadas.

Pero no sólo el corazón sufre. También se resienten las articulaciones, al tener que transportar más kilos de los correspondientes, llevando a la artrosis. “Es como caminar con dos maletas de 20 kilos en cada mano”, comenta la doctora Lerner. Y agrega, “Al existir mayor dificultad en la deambulación, se acentúa el sedentarismo y se entra en un círculo vicioso”.
Pero no sólo el sobrepeso es dañino, también la delgadez extrema. “El problema es la desnutrición que, a su vez, trae aparejadas otras enfermedades, algunas bastantes serias como la tuberculosis. También en los enfermos de SIDA, una alimentación deficiente posibilita la aparición frecuente de enfermedades oportunistas, que deterioran aún más a estos enfermos”, relata Lerner.

El blanco de la desnutrición parece ser el sistema inmunológico -las defensas del organismo-. En un trabajo publicado por la Asociación Lupus Argentina, se hace referencia al daño que provoca una dieta insuficiente sobre las células en general, y muy especialmente, en las del sistema inmunológico y en la producción de anticuerpos. Por ejemplo, en experimentos hechos con animales, si faltan proteínas, el timo, que es el órgano responsable de la maduración de las células de defensa -linfocitos T-, se deteriora a tal punto que todos los mecanismos defensivos del organismo ven afectadas sus funciones normales.

Algo similar ocurre con el zinc, que existe en cantidades mínimas en la dieta normal, y con la vitamina B6. Ambos actúan como coadyuvantes de sustancias llamadas enzimas, indispensables en los procesos metabólicos del organismo.